Mi viaje al Bierzo
Aunque llevo unos días holgazaneando, aún no he deshecho la maleta, soy lo peor. He estado unos días en mi tierra natal, más concretamente en Ponferrada (comarca del Bierzo, provincia de León para quien no ande muy p'allá en geografía...) Tenía muchas ganas de ir ya que la primera semana de septiembre son las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Encina, y es casi una semana con feria, acontecimientos, conciertos, desfiles, etc. Esperaba encontrarme a mucha más gente este año, pero la crisis no perdona. Aunque como siempre, me ha sentado bien volver a la tierra donde me crié y dejé tantos amigos y donde me percaté de las siguientes cosas, con relación a donde vivo ahora:
- Ponferrada tiene la mitad de población que Torrevieja siendo una ciudad casi 4 veces más grande. Es una ciudad donde monumentos y edificios muy antiguos conviven con construciones modernas . Esperaba encontrarme mal tiempo, ya que el verano leonés suele ser muy fugaz, pero hizo un calor de la hostia. No sé si es por la altitud del Bierzo, pero por ahí el sol pega tan fuerte que me daban hasta escalofríos.
- Ahí, los conductores PARAN en los pasos de cebra, aunque aún no hayas comenzado a cruzar. Después de vivir tantos años aquí en Torreyuyu, es difícil quitarte esa sensación de cuando notas el aliento de la muerte acariciándote la nuca cada vez que cruzas un paso de cebra. Y además debes hacerlo rápido, sino los coches te pitan por atravesarte en su camino.
- Los canis y demás fauna garrula sólo se ven en televisión, es más, la mitad de la gente no sabe ni lo que es eso. La única tribu urbana con la que te cruzas por la calle suelen ser heavys con camiseta negra y pelos y/o perilla largos. Y de vez en cuando algún "punki" old school peinando canas y todo, que esos ya pululaban por ahí cuando yo era pequeña.
- Dicen que la gente del Norte es seca...No sé cómo será en otras regiones, pero en el Bierzo la gente es muy amable. Talvez no sea tan habladora ni se tome tantas confianzas como por aquí, pero en educación dan mil vueltas a gentes de otras partes que van de sociables y alegres pero luego no tienen modales. Los abueletes te saludan por la calle, nadie va por ahí pegando gritos, y en los comercios son agradables, serios, pero educados al fin y al cabo (nada que ver con el chonismo de muchas dependientas de Berhska y tiendas por el estilo) El habla suave de estas tierras (muy parecida al acento gallego por la proximidad geográfica) también ayuda mucho.
- Hay muchos viejos por la calle (no obstante Castilla y León es una de las comunidades más envejecidas del país) pero hay un montón de parques para niños con muchos árboles y zonas para jugar.
- No hay barracones en los colegios e institutos.
- Se come no de puta, sino de putísima madre. En el 99% de los bares te dan un pincho con tu consumición, y en muchos sitios hasta te dan para elegir. Salir de cortos por la zona alta de Ponferrada equivale a llegar a casa con el estómago bien lleno de montaditos de lacón, pulpo a feira y otras delicatessen. Por cierto, tomarte CINCO zumos en un bareto te sale por menos de 4,75€...
- Las patatas bravas llevan AUTÉNTICA salsa brava, no mayonesa con ketchup y salsa picante...Y están de vicio, de ello puedo dar fe.
- Las manzanas, ciruelas, peras y melotocones autóctonos están muy ricos, y lo mejor de todo es que SABEN A FRUTA. La reineta del Bierzo es de lo mejorcito, os lo puedo asegurar.
- La peña "chupa" como geranios y se pilla unas cogorzas de elefante, pero nadie se mete en grescas. Las peleas en la calle y las movidas gordas son muy poco frecuentes. Es una ciudad tranquila y con muy poca delincuencia.
Aunque siempre me gusta volver, siento que ya no es el mismo sitio donde pasé mi infancia. Las calles han cambiado, muchos comercios ya no están, otros siguen al pie del cañón, pero ya no se corresponden con la imagen que guardo en mi memoria. Sigo teniendo ahí a mis amigos de siempre, pero nuestras vidas son diferentes y trancurren en sitios distintos. Aunque lo echo mucho de menos, creo que el lugar de uno está donde se encuentre tu gente, y en este momento mi lugar se encuentra aquí en Torreyuyu.
No sé si será para siempre, la vida da muchas vueltas, pero yo desde pequeña siempre tuve la intuición de que mi destino estaba lejos de mi pueblo.
Sólo espero que no mucho...