Por si aún hay alguien que se pregunta el porqué de mi nick:
¡Que te pego leche...!
Estos somos yo y mi puño en 1988, con cuatro años si no fallan las matemáticas. El que me tiene sujeta del brazo para que no me lance contra el fotógrafo es el cura que bautizó a mi hermano. No recuerdo el momento de la foto, pero dicen las malas lenguas que cuando saltó el flash se me giró la cabeza 180º y comencé a echar espumarajos por la boca y a proferir insultos en alguna lengua extraña.
Menos mal que había agua bendita a mano...
Pero fuera todo esto, yo era una niña muy buena. Un angelito, vaya.
EDITADO
Mi madre tiene una explicación menos cinematográfica y fantasiosa para esta foto: según ella, me quise escapar por ahí y el cura me enganchó para que saliera en la foto. De ahí mi cara de mala hostia al ser retenida contra mi voluntad. Por un cura, además.
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