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Crónicas Romanas II

Posted by Eli (Beauty Blog) on 14.1.10 in ,
(Primera parte aquí)

Al día siguiente nos levantamos a las 7:30 de la mañana y subimos a desayunar para estar en la calle a más tardar a las 9 de la mañana. Lloviznaba un poco, pero no hacía frío ninguno, de hecho yo iba con un plumas y de camino al metro terminé acalorada. Nuestra primera parada era el Coliseo. Queríamos haber ido al Vaticano, pero al ser día de Reyes, las principales atracciones estarían cerradas, así que lo dejamos para el día siguiente.

Accedimos al metro con el Roma Pass que nos habíamos comprado el día anterior en el aeropuerto. Se trata de un pase que te incluye un abono de transportes para tres días, más entrada gratuita en los dos primeros museos o monumentos nacionales que visites y descuento en los demás, por un precio de 23 euros. Con ver el Coliseo y cualquier otra atracción ya la amortizas, así que vale totalmente la pena, además también te incluye una pequeña guía y un mapa que nos fue muy útil durante todo el viaje.


El Coliseo está justo enfrente de la parada de metro homónima, así que no tiene pérdida, es lo primero que ves al salir. Está lleno de turistas y de espontáneos que te marean todo el rato ofreciéndote tours guiados en inglés. Durante la gran mayoría de nuestra estancia hemos tenido que esquivar a este gente, especialmente en la entrada al Vaticano.
Gracias al Roma Pass pasamos al interior del Coliseo sin pagar y sin guardar cola (lo mejor de todo) y estuvimos viéndolo por dentro. En esos momento te imaginas las que armarían los romanos ahí dentro...impresiona. De ahí también vimos el Arco de Constantino (que está al lado) e intentamos acceder al Palatino que está enfrente, sólo que nos confundimos de acceso y subimos por una cuesta que mira al Coliseo y que no tiene salida, ya que desemboca en la puerta de una iglesia. Allí fue donde vimos a una mujer carabiniera despampanante con una melena de amazona. Llegó de paisano conduciendo el coche policial y cuando se bajó alucinamos con los taconazos que gastaba la tía. Poderío italiano al 100%.Y aún así le sobró brío para salir corriendo y perseguir a unos tipos que vendían ilustraciones en un puesto ilegal. Subió corriendo por la cuesta de la foto:


Hacía unos minutos que el tiempo había escampado y había comenzado a brillar el sol. Yo que iba con un jersey finito y el plumas comencé a agobiarme y me lo tuve que quitar y llevar colgado del brazo. Estimo que en ese momento habrían unos 15º, algunas personas iban incluso en manga corta (yo la habría llevado gustosamente en ese momento) Un clima delicioso para ser principios de Enero. Luego refrescó un poquito, pero en ningún momento hizo frío, una maravilla.
Para entrar al Palatino hay que caminar y coger el camino a la derecha todo recto hasta que das con la entrada. El acceso al Palatino y el Foro Romano viene incluido con el del Coliseo, así que hay que guardar la entrada en el caso de que la hayas sacado. Nosotras pasamos con nuestro Roma Pass. El sitio está muy bonito, situado sobre una de las colinas de Roma, hay mucha vegetación y ruinas con mucha historia.
Un poco más abajo está el foro romano, muy interesante también. Sin embargo cuando ya llevábamos un par de horas ahí dentro empecé a agobiarme y me quise ir, pero nos costó Dios y ayuda encontrar la bendita uscita (salida), comencé a emparanoiarme con la idea de perderme ahí dentro. Al final conseguimos salir por la via dei Fori Imperiali, y desde ahí dimos un pequeño paseo (unos cinco minutos) hasta la piazza Venezia, donde se encuentra el monumento a Vittorio Emanuele, o Vittoriano:

El sitio es muy bonito y la entrada es libre. Eso sí, no te puedes sentar en ninguno de los escalones, o vendrán los carabinieri a echarte.Subiendo a la parte superior hay muy buenas vistas de Roma, del Coliseo, por ejemplo.
 

También hay una cafetería y en la parte de atrás hay un ascensor panorámico que te lleva a la parte más alta del edificio y desde el cual se supone que se pueden disfrutar de unas magníficas vistas de la ciudad. Nosotras decidimos pasar de largo por dos razones: una, subir costaba 7 euros, y dos, teníamos pensado ir al Vaticano al día siguiente, desde donde también podríamos disfrutar de buenas vistas. Aunque no fuera exageradamente caro, nos pareció una tontería pagar ese dinero por subir en un ascensor.

Salimos del Vittoriano por un lateral y nos encontramos con esta sorpresa:
La loba capitolina, mucho más chiquitilla de lo que nos imaginábamos:

En ese momento no  lo sabíamos, pero esa era una réplica de la auténtica, que se conserva en los museos Capitolinos, justo al lado:

Estábamos en la plaza del Campidoglio. Lo fuerte fue que bajando las escaleras desde el Vittoriano, una mujer con aspecto de alemana o de algún país eslavo, nos preguntó en inglés si sabíamos dónde estaban los Museos Capitolinos y nosotras, que estábamos más perdidas que un pulpo en un garaje, le dijimos que no teníamos ni idea. ¡Y los teníamos delante de las narices!!!!! No sé quién tuvo más delito ahí, si nosotras o la señora, que venía de ahí mismo. Si incluso hay un enorme cartel granate donde pone Musei Capitolini...

No entramos, ya que por un lado, visitar museos no era una prioridad para nosotras, y por el otro, el viaje era muy breve y había que aprovechar el tiempo al máximo. No teníamos ganas de perder un tiempo valioso encerradas en un museo cuando ahí afuera había tantas cosas por descubrir.


Bajamos los escalones del Campidoglio y tiramos a la izquierda, bajando por la vía del Teatro di Marcello hasta llegar a las orillas del Tíber. Queríamos conocer la famosa Isola Tiberina. Fue un chasco, aparte de un hospital no vimos ahí nada de especial, exceptuando un perrito muy mono que dormía la siesta encima de un saco de dormir. Era una cosita súper adorable. Ahí me di cuenta de que se me había agotado la batería de la cámara y me di a todos los demonios. Un consejo: apagad la cámara cuando no la uséis en vez de dejarla en modo "Ahorro de energía". Porque no ahorra una mierda. Tuve que empezar a usar el móvil como cámara, afortundamente la calidad de las fotos es bastante aceptable.

Atravesamos el río y nos fuimos al Trastevere, un barrio del que habíamos oído hablar mucho, pero del que no sabíamos qué esperarnos. Nos gustó mucho, tiene ese aire decadente de ciudad vieja, con sus callejuelas estrechas y empedradas, sus restaurantes y sus tiendecitas con encanto...Me recordó al Quartier Latin de París. Ahí nos sentamos un ratito en una plazuela a comernos un bocata, mientras veíamos el trasiego de gente y el tranvía subir y bajar cada minuto. Ahí observamos una cosa muy curiosa: a nuestro lado había una parada de taxis con una especie de cabina cuyo teléfono sonaba cada dos por tres. Si en ese momento había algún taxista esperando, se bajaba del taxi, atendía el teléfono y se iba a buscar al cliente. Era algo así como una centralita en plena calle; no sé si en España también existirá eso, pero nunca antes lo había visto.

Nos comimos un gelato delicioso por una tercera parte de lo que nos hubiera costado en España (el mío era mitad vainilla, mitad yogurt, riquísimo, no sé ni cómo me lo pude terminar de lo grande que era) Mi amiga R despreció el helado y prefirió un crêpe con Nutella, para matarla, jajaja. La chica nos atendió super bien, fue muy simpática e intentó traducirnos los sabores por si no entendíamos, no sé cómo se llama la gelateria pero sólo puedo decir que está enfrente de las vías del tranvía, en la plaza Giuseppe Gioacchino Belli. En la puerta sólo pone "Gelateria", y en el local de al lado hay colgada una bandera de orgullo gay. Es un sitio pequeñito y modesto, pero me dejó muy buena impresión, así que lo recomiendo.

Después de aquello dimos una vuelta por el barrio, donde vimos muchos restaurantes y sobre todo tiendas de souvenirs, bastante más baratas que las del centro (aunque la diferencia no era tanta) Nos compramos unas camisetas de "I love Roma" en el puesto de unos indopakistaníes (o sabe Dios lo que eran) a la entrada del barrio, las tienen más baratas que en las tiendecitas y la calidad es la misma. Ahí fue cuando empezamos a alucinar con la cantidad de indios o pakistaníes que hay en Roma, ¡están por todas partes!!! Fue en uno de esos puestos donde el indio intentó hacerle probar a R una camiseta que llevaba una garrapata enganchada, jajajajaja, tendríais que haber visto el salto que pegó ella mentras decía, en español con un amago de acento italiano "¡Esa no, esa bicho!!!" Terminé doblada de la risa.

Cuando se hizo de noche (muy pronto, sobre las 5 y pico) decidimos subir a la Fontana de Trevi para verla iluminada. El problema era que en todo el Trastevere no hay ni una sola parada de metro. Las más cercanas eran las del Circo Máximo o la del Coliseo, y con lo cansadas que estábamos, no nos apetecía nada la idea de volvernos hasta ahí andando. El tranvía no nos llevaba a ningún sitio que conciéramos, así que decidimos ir a la parada del autobús y coger alguno que nos dejara en Termini o en algún otro sitio donde hubiera metro, para así ubicarnos. Al final cogimos un bus al tuntún, no sabíamos ni a dónde nos llevaba. En un momento del trayecto,a mi amiga R se le apareció la virgen y dijo que por qué no nos bajábamos en tal parada. Le hice caso y resultó que estábamos súper cerca de la Fontana, así que nos acercamos andando.

 


La fuente muy bella y espectacular, la única pega: la exagerada cantidad de turistas que había ahí apiñados tratando de hacerse la foto y lanzar las monedas, era agobiante. Hicimos alguna foto y tiramos la moneda de espaldas a la fuente, para volver a Roma alguna otra vez.

Después dimos una vuelta por la zona, vimos tiendas con piezas de cristal de Murano muy bonitas pero muy caras y souvenirs varios. Sobre las seis y pico ya no podíamos más, ¿a dónde podíamos ir? Era ya de noche, muchos monumentos estaban cerrados y estábamos agotadas. Era aún temprano pero llevábamos desde las nueve de la mañana pateando la ciudad sin parar, no podíamos más. Con todo el dolor de nuestro corazón y nuestros pies nos fuimos al hotel, muertas de cansancio, cenamos, nos duchamos, y luego a la cama temprano para recargar pilas, que al día siguiente tocaba subirnos a la cúpula del Vaticano...

Continuará...

PD: Desde aquí mando un cariñoso saludo a mis colegas que entran al blog a través de Facebook y no dejan ni un comentario, ¡ratas! Os tengo vigilados, sé cuándo, cómo y de dónde entráis >:-D


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8 Comments


me ha gustado mucho pero ahora quiero saber ya la parte 3, muy bueno lo de la garrapata,jajajaj, continua pronto,besos


soy lucia,jejejeje


Muy interesante lo que no me esperaba es que tuvieras una cara de cuadritos jajaajjajaja


Jajajaja!!!! Me ha salido una risa espontanea en el momento de la garrapata!!!
Por cierto, tu blog me va a servir de viaje para mi futuro (y cercano espero) viaje a Roma!!!
Como te he prometido criticas... quiero ver fotos de la carabineri esa tan alucinante... el perrito adorable... faltan ilustraciones!!!!!!!!!!!!!!!!
BSSS...continua!!!
Raquel


Rubio: con el horroroso pelo bicolor que llevo en la foto comprende que no revele mi identidad. No quiero ser apedreada por una horda de peluqueras enfurecidas.

Bueno, esa es mi excusa para no dar la cara, qué cojones

Raquel, fotos de esos momentos no hay, no tengo madera de reportera, jeje.

Lucía, que Rosana te cuente lo del bicho, jajaja, aquello fue demasiado.


¡Raboooo, raboooo!!jajajaja.Muy bien, me ha encantado la descripción que has hecho de aquellos dos primeros días, pero sigo pensando que aquel bicho era demasiado grande para ser una garrapata y si lo era, ¡qué miedito, madre! podría haberme comido!! :S


Ay!!! Me ha encantado todo y se me han aumentado las ganas de ir a Roma.


Los cuadritos dan más morbo...como las películas guarrillas de antes en canal plus.
Te puedes imaginar mil y una cara de Eli.

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