Chillones y a mucha honra
Se suele decir que los pueblos mediterráneos y latinos, como los españoles y los italianos, somos más ruidosos y montamos más escándalo.Y si hablamos de los africanos, entonces ya ni os cuento...Marroquíes, senegaleses, nigerianos...o caboverdianos sin ir más lejos. Imaginaos cómo estará el nivel de decibelios en mi casa, que muchas veces estoy en mi cuarto y oigo voces y gritos en el salón, como si estuviéramos en el mercado de abastos o en una pelea de gallos. Y en esos momentos pienso "Hale, ya están discutiendo por el mando otra vez" o "Seguro que ha llegado alguna multa a nombre de mi hermano y mi padre ha desenfundado el cuchillo jamonero" Entonces abro la puerta de mi cuarto despacito, para no hacer ruido y para que no me salpique la sangre, por si las moscas. Y resulta que esos gritos y ese vocerío no son más que mis padres comentando lo beneficioso que resulta el aceite de hígado de bacalao para la salud. O igual están viendo un documental en la 2 (porque realmente apenas ven otra cosa) y tan sólo están comentando lo graciosos que son los monos tití. Eso sí, a gritos. Parece mentira que con 25 tacos aún no me haya acostumbrado...
Pero eso de que en otros países de Europa no hacen tanto ruido habría que verlo. Mi casa está situada de plena ruta hooligan, es decir, que muchos de los ingleses de la zona que salen a pillarse el pedo de todas las noches en el pubs, pasan por aquí delante cuando vuelven a casa, cantando, berreando y armando un escándalo de su puta madre. Creo que si empiezo a ahorrar podré comprarme una escopeta de balines antes del verano. Luego me bastará con un soporte para ponerla en el balcón, unas cajitas de munición, una mirilla con infrarrojos y voilà, a cazar borrachos por la noche. Puede ser divertido...O también hay que fijarse en los guiris cuando se encuentran en el Mercadona, qué de gritos, qué de efusión, qué de ohhhhhs y ahhhhhhs y oh-my-gods. Seguro que luego cuando se separan se ponen a parir los unos a otros. Igualitico que en España, eso sí.
Y hace unas semanas, sin ir más lejos, estaba en el centro de salud echándome una siesta mientras esperaba a que me llamaran para la consulta, cuando llegaron un grupo de alemanes con tales berridos que me desperté sobresaltada creyendo que se acababa de declarar la 3ª Guerra Mundial (y nunca mejor dicho, dada la nacionalidad de los susodichos...)
Ni en la batalla de las Termópilas había tanto ruido. Seguro que a alguno de los soldados espartanos se le escapó un pedo en medio del fragor de la lucha y los demás soldados en varios metros a la redonda pudieron oírlo: "¡Joder tío, qué asco!, ¿no tienes educación o qué?" "¡Serás guarro, ten un respeto por estos muertos que tenemos aquí apilaos, coño!" Y en ese momento uno de los enemigos, que estaba moribundo, y al que tenía enganchado de la cabellera con la intención de decapitarlo, le suplica con ojos vidriosos y un débil hilillo de voz: "Mátame ya, por favor, que me está empezando a llegar el olor..." Con razón Leónidas tenía esa cara de mala hostia perpetua. Esa cara de oler mierda continuamente...En todo caso, si fue así entonces los nazis les robaron a los espartanos la patente de las cámaras de gas.
Los chinos también son otros que entre ellos gritan como bestias pardas. Claro, desde pequeñitos les ponen a hacer kung-fu y movidas de esas, y se acostumbran... Luego está la gente que se cree que cualquier idioma, si lo hablas gritando, se entiende mejor. Todavía me estoy recuperando del bochorno que pasé en una heladería romana, cuando entró un grupo de españoles, eran los típicos palurdos de esos que nunca han salido de su pueblo y que seguro que les tocó el viaje en el Marca: "¡QUIEROOO UN CUCURUCHOOO DE CHOCOLATEEE!" La pobre chica, que sabía hablar español, les respondía con un tono de voz normal, pero los otros seguían erre que erre, a lo Marianico el Corto: "PONMEEE UNO PEQUEÑOOO. Y OTROOO DE FRESAAAA" Me dieron ganas de enterrar la cabeza en mi tarrina de cioccolato bianco y desaparecer...
Hablando de Roma, sé que aún no he publicado la 3ª entrega de las Crónicas Romanas. No me ha dado la gana, simple y llanamente. Ya la escribiré...algún día de estos, no prometo nada.
Ahí queda eso, hasta otra.