La cuestión es quejarse
Me llamó la atención un reportaje que hicieron sobre el calvario que tenían que pasar todas las mañanas los conductores madrileños para ir a trabajar, que en muchos casos se tenían que chupar hora y media de atascos para poder llegar a sus lugares de trabajo. Hasta ahí todo bien, hasta que entrevistaron a uno de estos supuestos afectados. El chico explicó que tardaba una hora y media en llegar desde su casa al trabajo, lo que le suponía una pérdida de 3 horas diarias sólo en ir y venir.
¿Y por qué no coge el transporte?, pregunté yo y justo en ese momento la reportera le preguntó que cuánto tardaría con el transporte público. El chico hizo pausa durante unos segundos y con la boca pequeña respondió que desde su pueblo hasta donde trabajaba eran 45 minutos en el Cercanías, justo la mitad. Pero no le dio tiempo a la reportera de preguntarle por qué no elegía esta opción, en seguida intentó autojustificarse diciendo que el Cercanías sin abono le salía caro porque el billete sencillo costaba 2,5€.
Entonces comencé a hacer cálculos así por encima: 2,5€ por viaje hacen cinco euros diarios que, suponiendo que esta persona trabaje de lunes a viernes, son 25€ semanales y de ahí sacamos un gasto de 100€ mensuales sólo en transporte. Desconozco el modelo de coche de este chico, y yo de mecánica y coches sé lo justo, pero hasta donde yo sé, conduciendo (mínimo) durante tres horas todos los días, tu gasto mensual de gasolina suele ser bastante superior a los 100 euros. Sin contar que el abono mensual suele salir más barato, y sin contar tampoco el párking , que en Madrid suele ser bastante caro.
En resumidas cuentas, que este chaval hace el doble de minutos y se gasta más dinero yendo en coche a trabajar porque quiere. ¿No le sería más fácil, económico y además ecológico usar el transporte público? Pues no, como buen macho ibérico, agarra el coche y luego se queja.
Lo que pasa es que somos muy cómodos, me parece a mí...