La auténtica maldición de Eva
El coleguita de arriba, que todo lo ve (mira que eres tonta, Eva) se puso hecho un basilisco y expulsó a Eva y Adán del Paraíso, les puso de patitas en la calle y cambió la cerradura.
-¡Qué decepción más grande me he llevado con vosotros, hijos!-sus voces se oían en kilómetros a la redonda.
-Perdónanos, Padre- gimoteó Eva, poniéndose de rodillas- La serpiente me engañó y me convenció...
-¡Ha sido ella, ha sido ella! Ella me dio a probar de la manzana, yo no hice nada- acusó Adán señalando con el dedo a su mujer, que le lanzó una mirada de soslayo cargada de rencor y de futuras promesas como tenerle a dos velas más tiempo del que él podía imaginarse. Se iba a enterar el acusica de lo que valía un peine.
-¡Silencio los dos!-vociferó Dios- Tú, Eva, me das desobedecido: multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y prepárate porque hasta dentro de dos mil años no existirán ni la anestesia epidural ni el Espidifén con sabor a albaricoque.
-Tú, Adán con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Tendrás una cosa llamada hipoteca, que no te dejará dormir y que cargarás sobre tu espalda durante 40 años, madrugarás todos los días, nieve, truene, llueva o haga sol para llevar un trozo de pan a tu familia y te quedarás calvo prematuramente.
Eva y Adán, avergonzados, agacharon la cabeza y se dispusieron a abandonar el que había sido su hogar. Después de semejante maldición que les acababa de lanzar el de arriba, ya nada peor les podría pasar.
-¡Por cierto Eva, no he acabado contigo!-prosiguió Dios, y Eva se giró, temerosa-Puesto que fuiste tú la primera en morder el fruto prohibido, te castigaré creando hombres sobrenaturalmente bellos pero de los que nunca podrás hacer uso, ni tú, ni ninguna otra mujer. - Y Dios pronunció estas palabras con una carcajada maligna, desapareciendo en medio de una nube de polvo dorado.
Como Eva no entendió muy bien esta última maldición, Dios entonces creó a estos seres bellos y cuasi perfectos. Y los hizo homosexuales.